Programa

Montañas nevadas entre las nubes. Antiguos lugares sagrados, ausencia humana. Aparecen rastros: caminos de tierra, antenas, torres eléctricas.

Uno mira, uno mira y la neblina comienza a levantarse, la imagen exquisita se revela. Los tres árboles, las líneas del paisaje, los cables de tensión, los animales fantasma que se mueven, los remolinos de la emulsión: todos se imprimen en la consciencia, SON la consciencia. Líneas rígidas e inmóviles intentan contener la elusiva y amorfa neblina en movimiento. La naturaleza-línea compite con la naturaleza neblina, pero todo es armonía, bañada en hermosa palidez. (FICUNAM 2015)

En lo que es tanto una culminación como una partida, el último filme de Sharon Lockhart, Eventide (2022), es un plano secuencia meditativo y no narrativo que utiliza la coreografía para explorar el paisaje, las relaciones comunitarias, búsquedas solitarias, resistencias psíquicas y el juego de la luz moviéndose a través de la oscuridad. Localizando el drama en el paso del tiempo real al caer la noche, esta es quizás la imagen en movimiento más óptica y pictórica de Lockhart hasta la fecha, componiendo figuras, escenografía y paisaje sonoro en alegoría y abstracción. La inversión de la artista en formas de danza en trabajos anteriores también se siente aquí, mientras que la apariencia inicial de un individuo lentamente se convierte en una cultura y comunión. Un asombroso número de estrellas emergen en el cielo al anochecer, brillando como un corolario distante de la creciente constelación de cuerpos errantes que buscan en la playa llena de rocas, con la luz de teléfonos celulares, algo que no sabemos. El trazo de estrellas fugaces y el deslizamiento de satélites resalta el ritmo por lo demás medido. Filmada en la costa sueca con un grupo de amigos cercanos con los que Lockhart ha estado involucrada durante años, Eventide se preocupa por el futuro y lo que podría deparar.